Anoche estuve leyendo los interesantes artículos del blog Safed Tzfat y encontré muy interesante la crítica constructiva que realiza el periodista de Ha´aretz, Yoav Sivan, al sesgo totalmente parcial y antiisraelí que ofrece el País en sus informaciones acerca del espinoso conflicto israelo-palestino. A continuación, voy a reproducir el artículo integramente.
En català: Ahir a la nit vaig estar mirant els interessants articles del blog Safed Tzfat i especialment em va cridar l´atenció la crítica constructiva del periodista de Ha´aretz, Yoav Sivan, al enfoc totalment parcial i antiisraelià que ofereix el diari El País sobre l´espinós i complexe conflicte israelo - palestí. A continuació, reprodueixo en llengua castellana l´article.
Sesgado en Blanco y Negro.
Autor: Yoav Sivan, (Ha´aretz).
Traducción y fuente: Safed tzfat.
Imaginen que el Primer Ministro español, José Luis Rodríguez Zapatero, recurre para su conocimiento de los asuntos del Oriente Medio a El País, el periódico buque insignia de su país. Durante su visita a Israel en enero, podría haber quedado aturdido cuando llegó a la capital para celebrar una reunión [con otros dirigentes europeos y sobre el tema Gaza]. ¿Qué estamos haciendo en Jerusalém, podría haberse preguntado?.
De hecho, El País se refiere constantemente a Tel Aviv como la capital de Israel. Mientras que la Knesset y otras instituciones nacionales se asientan en Jerusalém, en este periódico se insiste en sus noticias, informes o reportajes que "Tel Aviv decidió" o "Tel Aviv rechazó". Para que no haya dudas sobre la parcialidad en este caso, en el sumario que aparece al lado de cualquier historia de Israel, en la web de El País, se dice claramente: "Capital: Tel Aviv".Este el tema menos importante. Consideren ahora una reciente caricatura publicada con objeto de la campaña de Gaza, y que representa a una persona diciendo: "Palestina pertenece a los palestinos, no a los israelíes. Los mitos hebreos son falsos, y el abuso de los débiles es repugnante". A lo que otra figura, un judío claramente por el dibujo de su nariz [herencia sin duda de las caricaturas de la prensa antisemita], le responde: "Somos el pueblo elegido por Dios, al que nosotros mismos hemos inventado".
El País está repleto regularmente de referencias y comparaciones de Israel con los nazis. Cuando estallaron los disturbios entre judíos y árabes en Acre, el año pasado, un artículo titulaba: "Acre: un intento de pogromo", y describía "una segregación que evocaba al nazismo". El artículo, de Juan Miguel Muñoz, el corresponsal en Israel, se enmarcaba como un cuento en donde en Acre los judíos desempeñaban el papel de los nazis, mientras que los árabes se convirtían en los judíos. Un editorial publicado en diciembre de 2008 decía: "Cada año recordamos el horror del Holocausto judío cometido por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, pero no hacemos nada contra el genocidio que Israel está cometiendo contra el pueblo palestino".
Las acciones de Israel no deben quedar exentos de una supervisión internacional, pero dada la amplia gama de actos ilícitos de los que la humanidad es capaz, ¿por qué el vocabulario utilizado por este periódico español para describirlos es tan extraordinariamente limitado? [N.P.: ¿y por qué se utiliza sólo con esta nación?]Incluso en las pequeñas historias sin relación con el conflicto, El Pais presenta una combinación única de negligencia y de odio sin ningún tipo de arrepentimiento hacia Israel. Tomen la decisión de febrero 2008 del fiscal general de Israel de conceder una adopción más amplia de derechos a parejas del mismo sexo. Pocas historias provenientes de Israel son más propicias a la neutralidad - y en cierta forma favorable - en España, un líder en lo que respecta a los derechos de los homosexuales. Sin embargo, El País convirtió el fallo en un logro por parte de una comunidad que "sufre una discriminación flagrante" en un estado dominado por los religiosos.El ejemplo que se proporciona de esa discriminación es un informe inexacto sobre el desfile anual de la Gay Parade en Jerusalém, generalmente visto como un triunfo por parte de la comunidad LGBT de Israel [LGBT: Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales]. Entre otros ejemplos, otra muestra es la supuesta invasión opresiva por parte de las autoridades religiosas sobre los derechos individuales por el mero hecho de que en los hospitales israelíes se separan en diferentes cubiertos los alimentos lácteos de la carne, a causa de las leyes del kashrut [comida Kosher].
Para El País resulta de muy poco interés que la comunidad LGBT de Israel goce de una aceptación cada vez mayor. De hecho, no todo es perfecto. Como antiguo miembro del consejo de la Jerusalem Open House que organiza la Gay Parade, sé de las dificultades encontradas por la comunidad. Sin embargo, la situación en Israel es mucho más cercana a la de España que en Arabia Saudita [N.P.: También podría haber señalado como militantes manifiestos de la causa gay palestina residen en Israel "por seguridad"].Para ser justos, El País no está solo. Consideren ahora la opinión de Antonio Gala, una gran poeta y novelista, aparecida en febrero en El Mundo, el segundo periódico más importante en España en términos de circulación. Con un antisemitismo sin disfraz, Gala justifica las dificultades a las han sido sometidos los judíos a lo largo de la historia. "Así como todas esas cosas que ocurrieron en otras ocasiones - pogromos, guetos voluntarios o involuntarios, exterminios, persecuciones, expulsiones", Gala opina: "no deberían ellos [los judíos] preguntarse por qué les sucede siempre de la misma forma? ¿O es que es el resto del mundo quien se equivoca?".Recientemente, el sitio web de izquierdas, El Plural, realizó un análisis político que ofrecía una comparación de Israel con la Alemania nazi. Su título deja poco margen al error: "El espíritu de exterminio de los palestinos no es diferente al que fue concebido por la Alemania nazi".
La reciente visita del Primer Ministro Rodríguez Zapatero a Jerusalém, demuestra que España está dispuesta a desempeñar un papel más importante en la región, especialmente después del cambio de gobierno en Washington. Sin embargo, el compromiso español puede no ser muy bienvenido en Israel a la luz de la encuesta de primavera del Pew Global Attitude Project de Washington, según la cual el 46% de los españoles tiene una visión desfavorable de los judíos - la proporción más alta en Europa -, debido sobre todo a una superficial concepción de Israel perpetuada y agravada por el principal periódico de España, y por el uso general en los medios de comunicación españoles de imágenes antisemitas.
Si se quiere criticar de manera eficaz es fundamental trabajar con los hechos correctos. Y si quieres ser tomado en serio, tienes que demostrar tu buena fe. Sin embargo, el venenoso desprecio por la verdad que se práctica en España en lo que respecta a la crítica de Israel, la caracteriza como banal y ajena a las cuestiones importantes. Esta simplista narrativa anti-Israel no representa una noble lucha por los derechos humanos, sino más bien una contaminación del periodismo y de la gran democracia a la que se supone debe servir un diario.España, al igual que Israel, se merecen algo mejor.
Esta son las respuestas del País, un editorial y un artículo de Amnon Kapeliuk, periodista israelí y columnista de Le Monde Diplomatique. y aquí podéis leer las conclusiones del autor del blog Safed Tzfat.
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