Estimados lectores:
Hoy Viernes 2 de Mayo se cumple el bicentenario de la revuelta madrileña contra las tropas napoleónicas que estaban estacionadas en la capital, bajo el mando del general Murat, supuestamente de manera provisional hasta que fuera posible iniciar la invasión de la díscola Portugal.
En aquellos momentos, la situación en España era de puro caos. No olvidemos que Carlos IV, un inepto monarca, había sido obligado a abdicar en Marzo, como resultado del llamado motín de Aranjuez, y su hijo, el todavía más inepto Fernando VII, estaba intentando consolidar su poder. En esa caótica situación ambos se habían reunido en Bayona para decidir quien debía ostentar el trono con Napoleón ejerciendo como árbitro de la situación.
En España, mientras tanto, el poder lo ostentaba supuestamente una Junta de Gobierno, que gobernaba en nombre de Fernando VII, pero, en realidad, lo tenía el ejército francés.
A finales de Abril de 1808, el General Murat, en nombre de Carlos IV, solicitó a la junta el permiso para que la reina de Etruria viajase a Bayona. Finalmente, esa nulidad llamada Fernando VII concedió el permiso y se empezaron los preparativos del viaje.
En ese contexto, tras haber salido del palacio la reina de Etruria, le tocaba el turno al infante Francisco de Paula y la numerosísima población que asistía al acontecimiento se opuso a que el infante abandónase el país y se inició una jornada de "kale borroka" (lucha callejera) contra las tropas francesas por las calles de Madrid. Estos son los acontecimientos que se presentan como el inicio de la Guerra de Independencia y que se conmemoran hoy.
Yo no tengo nada que celebrar porque esa rebelión no fue sólo contra los franceses, sino también contra las ideas de la ilustración, contra los valores de los derechos del hombre y en favor de una familia real inepta, corrupta y de un gobierno despótico. En efecto, un pueblo analfabeto y aborregado por los sermones dominicales de los curas salió en defensa de un monarca incapaz, de un estado absolutista y teocrático, del privilegio, de la Inquisición y de los valores de la contrarreforma del concilio de Trento.
Mientras que en Europa se había realizado la revolución científica del siglo XVII, las guerras de religión eran un hecho histórico del pasado y se empezaban a defender los derechos del hombre y del ciudadano, nosotros continuábamos anclados en la época de Felipe II, en la época de San Juan de la Cruz, en la época del oscurantismo cultural, filosófico y científico, quemando gente en la hoguera por ser protestantes, calvinistas, cripto-judíos o moriscos... Estábamos a mediados del siglo XVI cuando el resto de Europa estaba a inicios del siglo XIX. Y ese levantamiento de 1808 se oponía a esas ideas renovadoras para volver a traernos el oscurantismo, la inquisición, el integrismo católico más rancio, el Santiago y Cierra España, el privilegio y el absolutismo. Por eso yo no tengo nada que celebrar hoy. Porque ni me siento identificado con la monarquía ni con los valores retrógrados que ese alzamiento defendía. Lo siento.
En català: avui es conmemora el bicentenari dels fets del 2 de Maig de 1808 que, segons la historiografía més tradicional, marca l´inici de la guerra d´independència o guerra del francès. Ho sento jo no tinc res a celebrar perquè aquell aixecament va ser en defensa del absolutisme, del integrisme catòlic més ranci, del privilegi, de la inquisició i del oscurantisme en el que es trovaba en aquells moments ancorat el país. Va ser una reacció contra les idees de la il.lustració, contra els valors d´igualtat, llibertat i fraternitat defensats per la revolució francesa i per la Guerra d´Independència dels EEUU, contra els drets del home i del ciutadà. Per això jo no tinc res a celebrar, perquè ni em sento identificat amb la monarquía ni molt menys amb els valors retrògrads que aquell alçament defensava. Ho vec així. Ho sento.
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